sábado, 11 de junio de 2011

Botiquín de urgencias para caballos

Es importante que los propietarios de caballos dispongan de un pequeño botiquín para realizar los primeros auxilios, aunque en ningún caso esto suponga el obviar la consulta del veterinario. La función del botiquín es la de guardar el material y los productos necesarios en espera de la visita del veterinario y del seguimiento de las pautas que éste nos marque. Aunque podríamos enumerar multitud de productos podemos fijar como mínimo los siguientes:

- Termómetro de punta flexible.
- Gasas.
- vendas de compresión y cohesivas.
- Solución antiséptica del tipo de la clorhexidina o povidona yodada. Es recomendable disponer de estos mismos principios activos también en solución jabonosa para poder lavar heridas sucias.
- Tijeras para poder practicar vendajes.
- Guantes de un solo uso para la limpieza higiénica de las heridas.
- Alcohol para desinfecciones de puntos de inyección.

El problema es que llegados a este punto, quien dice botiquín suele pensar asimismo en el medicamento veterinario, pero hay que tener cuidado porque los medicamentos veterinarios no están al alcance de cualquiera según la legislación vigente. Un propietario solo puede disponer de un medicamento veterinario si puede presentar en cualquier momento la receta veterinaria correspondiente, tan solo los veterinarios están autorizados a prescribir y aplicar tratamientos en animales. No obstante, una vez el diagnostico está realizado y el tratamiento prescrito, el veterinario puede delegar en el propietario la realización de ciertas tareas como la administración de un medicamento, limpieza de heridas, cambios de vendajes, etc...

Muchas veces el problema es que el propietario se ve tentado de admisnitrar ciertos medicamentos que puede conseguir en farmacias bajo su criterio, o incluso administrar medicamentos que el veterinario prescribió a otro caballo. Es más que probable que el medicamento no esté adaptado a la afección y por tanto no funcione, dilatando el tiempo que debe de transcurrir para la sanación de nuestro caballo e incluso empeorando las cosas, ya que una dosis errónea, una administración inadecuada o un producto determinado pueden resultar peligrosos. Por todo ello, lo ideal es pedir siempre consejo a nuestro veterinario.


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