martes, 14 de junio de 2011

Síndrome dilatación/torsión gástrica del perro


www.vidavet.esSon las diez de la noche y suena el teléfono de urgencias, desde el otro lado nos comentan que tienen un perro de unos 35 kilos que intenta vomitar y no puede y que además le notan hinchada la barriga. Lo primero que se nos viene a la cabeza es que estamos delante de una patología muy peligrosa que se llama síndrome de dilatación/torsión gástrica.

Todo propietario de perro de tamaño grande debe saber de la existencia de esta patología y sus síntomas, ya que una actuación temprana eleva la tasa de supervivencia.

En esta imagen se puede ver bien como el giro del estómago impide que el aire salga a través del esófago que a su vez se encuentra girado.

Este síndrome, aparece por causas desconocidas, cuando dentro del estómago del perro se empiezan a formar gases, en la mayoría de ocasiones son producidos por la fermentación de la comida. Estos gases normalmente suelen salir del estómago mediante eructos, pero en este síndrome, la presión dentro del estómago aumenta como consecuencia del acúmulo de gases. Este aumento de presión dentro del estómago hace que el cardias (esfinter situado entre el esófago y estómago) aumente de tono e impida la salida de aire por la boca. A más presión dentro del estómago, más fuerte es el cierre del cardias.
Los gases siguen formándose y llega un momento en que el estómago se dilata tanto (DILATACIÓN GÁSTRICA) que supone un problema mecánico: la presión impide la correcta circulación sanguínea dentro del abdomen y también dificulta la respiración del perro. En un intento de expulsar estos gases el animal intenta vomitar pero le es imposible. En algunos de estos casos el estómago se da la vuelta sobre si mismo y complica todavía más el problema (TORSIÓN GÁSTRICA). Este giro del estómago compromete la circulación sanguínea en el estómago, las venas y arterias quedan colapsadas, y el bazo, íntimamente unido al estómago se gira con él.
Es por este motivo por el cual es una enfermedad de curso muy rápido y mortal, si no se instaura pronto un tratamiento. El problema sigue y sigue hasta que, en unas horas, el perro queda colapsado llegando a la muerte.
En cuanto llegan a la clínica estos animales, lo primero que hacemos es intentar descomprimirlos, es decir, reducir la dilatación del estómago, bien sea con una sonda por la boca o con una broca através de la pared abdominal. Casi de manera inmediata, para restablecer el problema de circulación sanguinea, ponemos suero en grandes cantidades por la vena.
Si conseguimos descomprimirlo lo suficiente como para poner una sonda que vaya de la boca al estómago, aprovechamos y les hacemos un lavado gástrico, con lo que quitamos el origen, en muchas ocasiones, del problema: comida fermentada. Esto se hace con el animal sedado e intubado para evitar que los líquidos del lavado se vayan por la traquea por accidente.
Una vez hecho el lavado y siempre que el sondaje no sea posible, hay que realizar una cirugía. El motivo fundamental es que en muchas ocasiones, aunque en la radiografía podamos creer que sólo había una dilatación, nos encontramos que ese estómago puede tener daños que reparar igualmente. Además después de una dilatación, el riesgo de que en las siguientes horas vuelva a ocurrir es alto y con la cirugía aprovechamos y fijamos el estómago para asegurarnos de que no se volverá a torsionar.
Cuando abrimos y nos encontramos el estómago torsionado, dependiendo del tiempo transcurrido, el pronóstico será uno u otro. En algunas ocasiones nos encontramos con parte del estómago necrosado por falta de circulación sanguínea. Esto se puede intentar solucionar dependiendo de la superficie de estómago afectada. También nos podemos encontrar con torsión del bazo, que se soluciona extirpándolo. 

Perro operado a tiempo de dilatación-torsión gástrica.

Todas estas necrosis, falta de circulación sanguínea y torsiones hacen que el cuerpo desarrolle una respuesta muy importante para solucionarlo, pero claro, ante el problema mecánico no puede, así que se sucede una liberación masiva de sustancias que lo que hacen en muchos casos es provocar la muerte del animal aunque podamos solucionar sus problemas. Nuestro cuerpo desconoce de lo que es capaz la técnica médica y decide el "suicidio" antes de que sigamos sufriendo.

Así pues, durante la cirugía, lo que hacemos fundamentalmente es ver como está todo, destorsionar el estómago si estaba torsionado, solucionar lo que veamos y sujetar el estómago a la pared costal (gastropexia), para evitar que se vuelva a torsionar.

Los días que siguen a la cirugía, el perro debe llevar una dieta estricta, protectores gástricos y antibióticos de cobertura, una vez superadas las 48 horas postcirugía la mayoría de ellos tienen un pronóstico favorable.
Se desconoce la causa de esta enfermedad y puede aparecer en circunstancias muy diversas, pero sí parece haber algunos factores predisponentes: 
  • Aunque no siempre, suele aparecer en perros de razas grandes, de mediana edad y con tórax muy profundos (galgo, dogo alemán, etc.) 
  • Parece que influye comer grandes cantidades de comida de golpe. Si puede ser, partir su dieta diaria en dos o tres tomas puede reducir las posibilidades de padecer esta enfermedad.
  • También influye realizar ejercicio justo después de las comidas.

Lo más importante es reconocer la patología lo antes posible. Lo ideal sería poder tener controlado al perro en las horas cercanas a la comida. Tener siempre cerca el teléfono de urgencias de un veterinario y no iría mal tener alguna aguja de gran calibre que nos pueda ayudar a quitarle la presión del abdomen mientras nos dirigimos al veterinario, muchos propietarios quizás no se atrevan, pero puede ser la diferencia entra la vida o la muerte.
Información extraída de:
http://vidavet.es/index.php?option=com_content&view=article&id=707%3Atorsion-gastrica&catid=71%3Aopinion&Itemid=178&lang=es

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